La leyenda del poderoso Cacique Cola de Mapache "Dientes Negros" Caracú.

Según las leyendas de los antiguos Indios Americanos Ceviches del sur, al principio no había nada, vacío, excepto por un poderoso limón cósmico y una hermosa y dulce ciruela espacial. De ellos nacieron el universo, las estrellas, la luna, el sol y la tierra, pero también nacieron la gloriosa frambuesa, la maligna manzana y la sabia mandarina. 

Muchos siglos y eras después, de la sangre de los indios ceviches del sur y descendiente de la hermosa y dulce ciruela, nació un muchacho, con largas cabelleras doradas, piel roja como la piel de la ciruela, alto y fornido. Sus dientes eran negros como la noche y sus ojos marrones como la tierra, con una furia en la mirada que asustaba a los corazones más valientes, y una sonrisa pícara que enardecía hasta a las plantas. 

Fue criado por sus padres, de la familia Caracú, en el fuerte Corazón de Ciruela, en las tierras de la Pampa Argentina, en territorio de los Indios Americanos Ceviches del Sur. A la tierna edad de cuatro años, su padre le obsequió un hacha de madera y pedernal, y su madre le dio un gorro hecho con la piel de un feroz y poderoso mapache, guardián de su tribu, que murió defendiendo de los ataques de la maligna emperatriz de las langostas Paltisú, el mismo día que el niño nació, y le dio su primer nombre, Cola de Mapache, para conmemorar la ocasión. Ese día, nuestro valiente héroe se hizo un hombre, al derrotar a una peligrosa Hidra del paraíso, en compañía de su fiel amigo Almirante, un enorme perro con melenas de humo y fuego.

Él partió junto con su compañero de las tierras pampeanas poco después, en dirección al fuerte de plata, con la intención de derrocar a la maligna emperatriz de las langostas Paltisú, y a su secuaz, la bruja negra Chichornia. Y sus aventuras, que no fueron pocas y sí muy variadas, lo llevaron por los peligrosos pantanos de los cadáveres, las montañas de mugre apestosa y los bancos de piedra de los cachorros callados, donde casi fue derrotado por una bestia pétrea que corrió a darle un cabezazo en la mandíbula, que logró romperle uno de sus afilados dientes de obsidiana. Presenció el alzamiento de las tropas ígneas de la pira otoñal, donde conoció a su primer némesis, el monstruo Motrecol, con quien trabó amistad, una amistad venenosa de la que pronto se arrepentiría, puesto que la bestia era nociva y maligna, daba malos consejos y se alimentaba de los sueños del héroe. Finalmente, luego de años de aventuras y luchas contra la bruja negra Chichornia, nuestro héroe casi sucumbe por la mano de su maligno acompañante, pero en un fortuito giro de los acontecimientos, la bruja casi derrotada liberó a Cola de Mapache del yugo de la bestia, y desde entonces esta abandonó el camino de la emperatriz de las langostas y siguió a los aventureros dando consejos y protegiendolos de la influencia del maligno. 

Otro de sus grandes némesis fue el monstruo Koalivps, un ser de piel oscura, dientes afilados, pies de cabra y cuernos de vaca, que se paseaba rondando las noches por los terrenos de los campamentos del poderoso Cacique. Fue derrotado finalmente por Almirante y la Bruja Negra, que valientemente protegieron a Dientes Negros de los embates del maligno. 

Mucho se sabe de las hazañas de nuestro héroe, y poco tiempo hay en este mundo para contar todas sus historias. Hay quien dice que el hijo de la ciruela sigue afuera en el mundo, acompañado por la bruja negra, almirante, su hacha de madera y pedernal, su mirada furiosa, su sonrisa pícara y su gorro de piel de mapache y sus dientes negros, luchando contra las bestias de la bruja de las langostas, las estatuas animadas de la fortaleza de plata, y librando a las tierras de los Indios Americanos Ceviches del Sur de las cadenas del maligno imperio invasor. 

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