Maxocalipsis: De cómo un viaje en auto con mamá terminó en tragedia.

Publicado el 1 de agosto de 2023, 0:24

 

 

 

 

Hace dos meses que comenzó el apocalipsis. Los zombis invadieron todo. En casa logramos sobrevivir mi mamá Gertrudis, mi hermano Gastón, mi tía Sandra y yo. Papá, Gabriel, salió hace una semana a buscar provisiones, pero nunca volvió. Nosotros sobrevivimos con lo que nos queda, el huerto del patio y lo que conseguimos carroñar de las casas de los vecinos. La mayoría están muertos.

Mi hermano y yo nos entretenemos con los viejos VHS que guardaba papá en el ático. Mamá y tía Sandra salen todos los días y vuelven bañadas en sangre pero con comida y provisiones. Hace una semana maté por primera vez a alguien. Era una mujer que entró a casa rompiendo una puerta. Gastón y yo nos asustamos y agarramos un rastrillo y una pala. Él le desgarró el estómago, yo le partí el cráneo. No fue divertido. Cuando los grandes volvieron casi se mueren del espanto. Papá arregló la puerta como pudo, pero quedó floja, y luego salió a buscar materiales para repararla. Lo extraño mucho. Por las noches no puedo dormir, porque mamá se la pasa llorando. 

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Hoy mamá nos dijo que podíamos acompañarla, nos alegramos mucho. Nos subimos a la camioneta con ella. La tía salió en el auto negro, armada hasta los dientes. Es la primera vez que salimos desde que empezó todo esto. Es horrible. Las casas que no se incendiaron están todas rotas y llenas de mugre y sangre. Mamá nos dio un kit de primeros auxilios improvisado a cada uno, yo me llevé mi pala, Gastón su rastrillo. También me dieron un revólver, aunque no se usarlo y me da miedo. Gastón tiene un rifle, él si sabe usarlo. 

Anduvimos un rato por las calles, esquivando peatones tambaleantes y ruidosos. El cielo está nublado y hay niebla. Mamá está muy nerviosa. Hace un rato vimos otro auto moviéndose, uno azul, un hombre lo manejaba, aunque no llegamos a verle la cara. 

Poco a poco, la calle se llena más de gente. Mamá está cada vez más nerviosa. Hace un rato atropelló a una persona que corrió directo hacia el auto. Ella dice que no la vio. 

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Llevamos un rato en el auto. No se hacia donde nos dirigimos, pero mamá está a punto de ponerse a llorar. Hace unos minutos nos está siguiendo el hombre en el auto azul. Va lento, a la misma velocidad que nosotros, y se mantiene a unos metros de distancia. Lo saludé desde la cuneta, pero solo se quedó mirándome fijo con el ceño fruncido. Debe estar nervioso o asustado también. 

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Mamá gritó, otra persona se estampó contra el auto. Gastón y yo nos asustamos mucho, y mamá comenzó a llorar en voz baja. Creo que intenta que no nos demos cuenta, pero está muy alterada. La gente está comenzando a rodear el auto, pero cuando mamá quiso dar marcha atrás, el hombre del auto azul la chocó. 

Ahora el auto no arranca, y está rodeado por gente que golpea las ventanas. Mamá gritó que trabáramos las puertas, pero un señor rompió el vidrio de un cabezazo y le mordió la mano a mi hermano, está sangrando mucho. Mamá comenzó a gritar que bajáramos del auto y comenzamos a correr. Ella tiene un rifle y está matando gente. 

Comencé a correr con Gastón pero se tropezó y lo rodearon un montón de personas. Lo escucho gritar, y a mamá, mientras dispara. Corro sin mirar para atrás. 

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Cuando estaba por dar la vuelta a la cuadra, me choqué con una señora, que me arañó el brazo y estoy sangrando mucho. Creo que la maté de un palazo en la cabeza, pero ahora hay varios tipos siguiéndome. Gritan y se tambalean. Yo sangro y corro. Mientras me estoy vendando la herida. Me siento mareado.

A lo lejos veo un auto azul que me está siguiendo. De la ventanilla baja, el hombre de ceño fruncido me grita que me suba o que me voy a morir. Tengo miedo, sigo corriendo. Cada vez me cuesta más correr. El auto azul se está acercando, el señor grita cada vez más enojado. Un auto negro lo choca de atrás y lo saca de la carretera. Es la tía Sandra. Corro hacia su auto y me subo. La tía me abraza y me dice que todo va a salir bien. Que me arregle el vendaje y me desinfecte la herida con una botella de whisky. Le hago caso, pero de la nada salió un auto azul que nos chocó de frente. El auto negro de la tía Sandra vuelca. 

Siento mucho dolor y mucho calor, mi vista se enturbia. De entre fierros retorcidos veo a la tía Sandra con la mirada desencajada de dolor que intenta sacarme. Siento mucho calor, estoy muy mareado. Salgo del auto en llamas, la tía me abraza. La carne de la tía sabe muy bien, pero sus gritos de dolor no tanto. El auto azul se aleja por el horizonte. 


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Comentarios

Susana
hace 2 años

Excelente!!!!

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